mardi, janvier 26, 2010

Día 22: Cusco, Cusco, Perú


Enero 20, 2010

Amanecer en un sleeping bag en el suelo del terminal de autobuses en Puno, toda una experiencia - ahora ya debo estar listo para The Amazing Race; me siento realizado.

No dormí mucho porque mi rinconcito era frío - estaba cerca a una puerta - y además el suelo es incómodo de por sí.

La odisea para llegar a Arequipa continuaba. A nadie parecía importarle el que uno necesitaba ir a Arequipa. Después de "negociar" con un taxi para ir hasta allá y que éste quisiera 500.00 soles - casi 250.00 dólares - desistí y llamé a mis padres. Les dije que me iba a Cusco porque todos los buses sólo iban hacia allá y que apenas llegara vería cómo cambiar el pasaje Arequipa-Lima a Cusco-Lima. Todo esto fue tan espontáneo y rápido que no pasaron ni 10 segundos desde que subí al bus que éste comenzó a moverse.

Paramos un momento en medio del camino, aún no sé dónde y creo que ya no lo sabré, por lo menos me enteré que era aún Puno. Unas montañas increíbles, y un nevado en una de ellas. Al final supongo que el tener que venir hasta Cusco para regresar a Lima es el mejor cierre de viaje que pude desear.

Llegamos a la Ciudad de los Incas. Impresionante como siempre. Caminé hasta el mercado central - en busca de un feto disecado de alpaca pero al llegar ahí pensé que quizá sería de mala suerte comprar una sólo porque sí.

Luego, paré a comer en Brava, un restaurante italiano más o menos cerca a la Plaza de Armas. Muy bueno; una lasagna y un vinito chileno bastante apetecibles. Definitivamente volveré cuando esté de nuevo por acá.

¡Qoricancha! Después de almorzar volví a entrar a ese gran claustro - la última vez fue en el 2002, hace 8 años, wow. Más que el mismo templo, me pareció interesante que desde el 2006 tienen exposiciones temporales, producto de concursos de arte promovidos por los mismos dominicos. La exposición que tuve la suerte de ver tenía como tema principal los juguetes. Todas las propuestas eran geniales pero a leguas una llamaba más la atención que las otras: el trabajo ganador en la categoría juguete como objeto de arte, Abencia, la reina de las parranditas por Jorge Flores Nájar.

El trabajo es una muñeca de Abencia - mini Abencia - dentro de una caja rosada, sobre la cual se leía el siguiente mensaje: "Luchando por la compresión y la aceptación, esta muñeca es traicionada por su compañera, mejor amiga y amante quien como último regalo la encierra. Abencia es una muñequita del folklore que lucha por todo en la vida." Y como mensajito final también decía: "Los accesorios se venden por separado: pistolita parrandera, micrófono chacalonero, joncas cheleras y pollera tecnopinky."

¡Genial!

Después de aquel éxtasis folklórico fui en busca de recuerditos; compré unas cositas y luego de vuelta al hotel. Hablé con mi madre por teléfono un rato; me pregunta si ha estado lloviendo; le respondo que no, que he tenido mucha suerte; acto seguido la lluvia cae con toda su fuerza sobre el centro cusqueño. Qué oportuna.

Son las 22h03, estoy tomando un capuccino y escribiendo en mi libretita de viaje morada. Desde aquí puedo ver toda la Plaza de Armas; y mientras la lluvia se aleja lentamente también lo hacen mis días de mochileo andino.

Mañana de regreso a Lima y comenzar a prepararme para Bélgica. Te veré en abril.


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