dimanche, janvier 10, 2010

Día 8: La Paz, La Paz, Bolivia


Enero 6, 2010

El despertar en La Paz no es tan frío como el dormir en ella. Fue una noche fría - y eso que es verano.

Por la mañana la calle Illampu sigue siendo caótica pero por lo menos es transitable.
Lo primero que hice fue coger un taxi y decirle que me lleve a Sopocachi - el supuesto barrio bohemio/paraíso mochilero después de la calle Sagárnaga. Sopocachi es normal, tiene su encanto pero tampoco es wow; supongo que si tuviese que vivir en La Paz quizá me instalaría ahí pero realmente buscaría otra cosa.

Un lugarcito precioso es El Consulado, un restaurant/hotel. Su nombre se debe a que antes de ser comprada por el danés que ahora lo dirige, el edificio era el Consulado de Panamá. Ahí comí una lasagna casera tan rica que no me importó pagar los casi 20 dólares que gasté solo en eso, un mousse y un jugo de naranja.

Después fui al Museo de Arte Contemporáneo; el edificio es una preciosidad del S XIX y el techo de vidrio como los paneles de vidrio ahumado fueron diseñados por Gustave Eiffel - cómo le gustaba Los Andes a ese hombre. La distribución de las obras en el museo podría ser mucho mejor pero la calidad expuesta compensa un poco este problemna. Toda esta onda museo es gracias a Anilla por cierto, tengo ue aclararlo. Bueno, de todos los expositores me gustaron más 5: Erick Tito, una suerte de pop art andino (descanso, illimani); Wilson Zambrana, una geometría muy estudiada de los rostros (solsticio de invierno); Fernando Antezana, paraíso de color (traviesa); José Rodriguez, cómic muy refinado con raices andinas (emigración campesina, fisura cultural) y Eusebio Choque, su tema principal es la emigración campesina (me voy). Otro artista con bastante fuerza en su trabajo es Hans Hoffman, su expresión es bastante directa y tosca, muy boliviana - en el mejor sentido. Lo que sentí mucho fue la influencia del Ché y la hoja de coca en prácticamente todas las obras. Es impresionante captar la revolución en cada objeto, rostro, en toda la comunidad.

Al salir del museo comenzó mi deriva paceña. Caminé or el Prado y luego por Santa Cruz hasta llegar a la Plaza de San Francisco. Su Iglesia, de piedra y del S XVI es impresionante. Es curioso, en La Paz hay arquitectura bonita, elegante pero la que abunda es la moderna de mal gusto o en malestado; es una pena. Sin embargo, para ser justos, sí hay arquitectura que vale la pena ver, sentir y recorrer.

Al atardecer,conseguí nuevo hotel, yeah. Casi al lado de donde me quedé el primer día está el Inca's Room - 100.00 Bls la noche con desayuno incluído y mucha agua caliente. Este hotel sí es una ganga para todo lo que ofrece y además tiene cuartos bonitos.

Hasta mañana La Paz.


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