Enero 12, 2010
La segunda semana de viaje llegó a su fin y el salar más grande del mundo está más cerca.
Por la mañana me ganó la pereza y no me quise levantar para ir a las minas. Creo que me levanté como a las 11h00; me bañé, fui a buscar desayuno y luego a Turismo Claudia, a pedir que me pasaran al grupo de la tarde para las minas. El tour comenzaba a las 14h00, eso me daba sólo 2 horas libres y obviamente tenía que comer.
Llegué a El Mesón, recomendado por Lonely Planet. Pedí ajiaco y una trucha entomatada - estaba tan rico, lo mejor que he comido en Bolivia hasta ahora.
Luego llegó la hora de las minas. Entrar a una cooperativa es algo extraño. No es un museo, es una mina real pero al entrar en grupitos y con guía es imposible no ver el lugar como una sala de exposición o un juego en algún parque de divesiones gringo. A medida que nos informan de cómo funciona todo, es fuerte lo que se escucha. Algunos trabajan desde los 13 años y sus jornadas no son de 8 horas, sino que a veces pueden ser de hasta 24 - todo depende de cuánto mineral necesiten, o sea, dinero.
Una curiosidad de las minas es cómo evolucionó el concepto de cosmovisión andina en ellas. Cuando los españoles se apoderaron de toda esta zona obligaban a los indígenas a vivir casi 6 meses dentro de las minas; ahí dormían, comían, trabajaban. Bueno, según la cosmovisión la mina era la Pachamama, el mundo de adentro; el mundo de arriba estaba representado por Jesús, en quien los indígenas ya creían; y el último mundo, el de abajo fue representado por los españoles como el diablo - les decían a los indígenas que si no trabajaban el diablo dentro de las cuevas se los llevaría - pero para toda esta población este diablo se transformó en el tío (TIUS es dios en quechua); más que un demonio de las cuevas, los indígenas llegaron a creer en el dios masculino que necesitaba la diosa, la Pachamama. Y hoy en día podemos ver la representación del tío en la mina, como un hombre con cuernos, viril y con la boca abierta para fumar - ah, y cuando digo viril, es viril; entre las piernas tiene un falo bastante importante. Me pregunto quién lo habrá tallado.
Y para terminar el día, otra vez en bus - ahora rumbo a Uyuni. Un camino tan frío que se volvía ridículo entre ratos.
Al fin estoy cerca al salar, yeah.
La segunda semana de viaje llegó a su fin y el salar más grande del mundo está más cerca.
Por la mañana me ganó la pereza y no me quise levantar para ir a las minas. Creo que me levanté como a las 11h00; me bañé, fui a buscar desayuno y luego a Turismo Claudia, a pedir que me pasaran al grupo de la tarde para las minas. El tour comenzaba a las 14h00, eso me daba sólo 2 horas libres y obviamente tenía que comer.
Llegué a El Mesón, recomendado por Lonely Planet. Pedí ajiaco y una trucha entomatada - estaba tan rico, lo mejor que he comido en Bolivia hasta ahora.
Luego llegó la hora de las minas. Entrar a una cooperativa es algo extraño. No es un museo, es una mina real pero al entrar en grupitos y con guía es imposible no ver el lugar como una sala de exposición o un juego en algún parque de divesiones gringo. A medida que nos informan de cómo funciona todo, es fuerte lo que se escucha. Algunos trabajan desde los 13 años y sus jornadas no son de 8 horas, sino que a veces pueden ser de hasta 24 - todo depende de cuánto mineral necesiten, o sea, dinero.
Una curiosidad de las minas es cómo evolucionó el concepto de cosmovisión andina en ellas. Cuando los españoles se apoderaron de toda esta zona obligaban a los indígenas a vivir casi 6 meses dentro de las minas; ahí dormían, comían, trabajaban. Bueno, según la cosmovisión la mina era la Pachamama, el mundo de adentro; el mundo de arriba estaba representado por Jesús, en quien los indígenas ya creían; y el último mundo, el de abajo fue representado por los españoles como el diablo - les decían a los indígenas que si no trabajaban el diablo dentro de las cuevas se los llevaría - pero para toda esta población este diablo se transformó en el tío (TIUS es dios en quechua); más que un demonio de las cuevas, los indígenas llegaron a creer en el dios masculino que necesitaba la diosa, la Pachamama. Y hoy en día podemos ver la representación del tío en la mina, como un hombre con cuernos, viril y con la boca abierta para fumar - ah, y cuando digo viril, es viril; entre las piernas tiene un falo bastante importante. Me pregunto quién lo habrá tallado.
Y para terminar el día, otra vez en bus - ahora rumbo a Uyuni. Un camino tan frío que se volvía ridículo entre ratos.
Al fin estoy cerca al salar, yeah.
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