Enero 13, 2010
Uyuni; de día calor infernal, de noche frío polar. Si eso no es contrastable, no sé qué lo sería.
Día 9 en Bolivia, aquel país que comparte el Lago Titicaca con mi Perú, aquel país que tiene la desdicha de ser el más pobre de Sudamérica, aquel país que llega a ser incomprendido, aquel país que aprecio, aquel país que también alejo un poco - muchas veces por su culpa.
Bolivia; me habría encantado conocer la verdadera tu mas siento que sólo he visto la puntita del iceberg. A veces genial, entretenida, interesante, locuaz, revolucionaria; y otras caótica, estresante, corrupta, iracunda, clasista.
¡Qué país!
Supongo que hay que ver lo positivo en todo ¿no? Sin embargo parte de este desface se debe al turismo mochilero. Esta no es la temporada alta y aún así el descontrol es notable. Nunca me había puesto a pensar en los problemas que podría ocasionar este tipo de turismo. Quizá para los europeos, estadounidenses y asiáticos del este no les parece ficticia toda esta escenografía; o quizá yo soy muy cínico pero hasta ahora han habido pocos lugares en este país que realmente haya apreciado por lo que continúan siendo, aquellos afectados por el dinero están perdiendo poco a poco su encanto, y algunos ya lo perdieron totalmente. No le quiero echar toda la culpa al mochileo indiscriminado porque sería injusto; no toda la culpa es suya - de hecho quizá muy poca. Pero ¿cuál fue el inicio? ¿cuándo una mina en uso se convirtió en tour? ¿cuándo una comunidad comenzó a cobrar para poder visitarla - ilegalmente aclaremos? ¿cuándo todo se volvió tan explotable?
La lección de este viaje - una de las lecciones en realidad - es que la gente no es una muestra en un museo, son personas que viven su cotidianidad, para bien o para mal, viven su realidad.
¿Turismo vivencial? No lo creo, tendría que tener mucha suerte. ¿Qué se debería hacer en estos casos? Realmente quisiera saberlo. Me molesta tanto el no saber. La ignorancia puede ser fatal, peligrosa.
Espero que mi grupo Uyuni, mañana, sea un grupo interesante, preocupado y abierto. Por favor no más argentinos que vienen a Bolivia para sentirse bien consigo mismo y a tratar mal a esta gente - que lo he visto más de un par de veces y es lo peor que alguien puede hacer en un país que no es el suyo.
Basta de palabras semi-duras. A seguir experimentando Bolivia, país revolucionario.
Uyuni; de día calor infernal, de noche frío polar. Si eso no es contrastable, no sé qué lo sería.
Día 9 en Bolivia, aquel país que comparte el Lago Titicaca con mi Perú, aquel país que tiene la desdicha de ser el más pobre de Sudamérica, aquel país que llega a ser incomprendido, aquel país que aprecio, aquel país que también alejo un poco - muchas veces por su culpa.
Bolivia; me habría encantado conocer la verdadera tu mas siento que sólo he visto la puntita del iceberg. A veces genial, entretenida, interesante, locuaz, revolucionaria; y otras caótica, estresante, corrupta, iracunda, clasista.
¡Qué país!
Supongo que hay que ver lo positivo en todo ¿no? Sin embargo parte de este desface se debe al turismo mochilero. Esta no es la temporada alta y aún así el descontrol es notable. Nunca me había puesto a pensar en los problemas que podría ocasionar este tipo de turismo. Quizá para los europeos, estadounidenses y asiáticos del este no les parece ficticia toda esta escenografía; o quizá yo soy muy cínico pero hasta ahora han habido pocos lugares en este país que realmente haya apreciado por lo que continúan siendo, aquellos afectados por el dinero están perdiendo poco a poco su encanto, y algunos ya lo perdieron totalmente. No le quiero echar toda la culpa al mochileo indiscriminado porque sería injusto; no toda la culpa es suya - de hecho quizá muy poca. Pero ¿cuál fue el inicio? ¿cuándo una mina en uso se convirtió en tour? ¿cuándo una comunidad comenzó a cobrar para poder visitarla - ilegalmente aclaremos? ¿cuándo todo se volvió tan explotable?
La lección de este viaje - una de las lecciones en realidad - es que la gente no es una muestra en un museo, son personas que viven su cotidianidad, para bien o para mal, viven su realidad.
¿Turismo vivencial? No lo creo, tendría que tener mucha suerte. ¿Qué se debería hacer en estos casos? Realmente quisiera saberlo. Me molesta tanto el no saber. La ignorancia puede ser fatal, peligrosa.
Espero que mi grupo Uyuni, mañana, sea un grupo interesante, preocupado y abierto. Por favor no más argentinos que vienen a Bolivia para sentirse bien consigo mismo y a tratar mal a esta gente - que lo he visto más de un par de veces y es lo peor que alguien puede hacer en un país que no es el suyo.
Basta de palabras semi-duras. A seguir experimentando Bolivia, país revolucionario.
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