Ayer tuve que ir a Migraciones a pedir mi movimiento migratorio - todo porque no tengo mi pasaporte anterior y a los belgas no les importa que tengas medio pasaporte lleno igual quieren ver el anterior.
Todo comenzó extrañamente bien; llego a las 8h00 a aquel lugar olvidado, lejano y digámoslo bastante feillo. Hago la cola necesaria, entrego lo requerido y me dicen "desde las 9h00 puede recoger su movimiento". En aquellos momentos yo estaba feliz, si me entregaban esto a las 9 llegaba con tiempo de sobra a la Embajada Belga y me olvidaba de todo esto hasta la próxima semana.
Dieron las 9h00 en mi reloj y nada aún; ahora el encargado de entregar los documentos me dice que debo esperar una hora y media más, que el sistema se demora y no depende de ellos. En cuanto a esta última frase debo decir que es la mentira más grande y ridícula que he escuchado en los últimos meses. Primero, cuando entregas lo que te piden, el movimiento migratorio sale en la pantalla, ellos te preguntan si está conforme y luego sólo debes esperar a que lo impriman y lo firmen, ese reporte ya ha sido verificado por los poderes que debían hacerlo, quiero decir que ya está listo para ser entregado. ¡Pero no! Con esta gente inepta, la computadora puede más que ellos. Segundo, los notarios o como se llamen esos panzones - que es decir poco de esas descomunales barrigas - escriben con un dedo ¡un dedo! con razón se demoran en imprimir, sellar y firmar; ni un niño que recién está aprendiendo a usar el teclado. Y tercero, esta gente piensa que no los vemos cuando se ponen a hablar de sandeces con sus amigos y nos hacen perder el tiempo. ¡Ridículo!
Felizmente entre mis quejas y mi cara de malhumor apareció una monjita que también estaba indignada con esta situación. Me contó que hace diez años que vivía en Alemania y que el choque al regresar al Perú es fuerte - la entiendo completamente. (*Paréntesis*: Para los que no lo saben, en general las monjas no me inspiran mucha confianza, creo que tengo un trauma con las que conocí en la escuela primaria y además como no creo en la Religión como Institución me resulta raro conectar con una servidora del Señor.)
La monja y yo nos plantamos al lado de la cola, exigiendo que nos atendieran, que estábamos apurados realmente. Al final todo resultó y nos dieron los movimientos. Papel en mano salí corriendo cual poseso huye a la cruz. Sólo me quedaba 10 minutos para llegar a la Embajada - lo cual iba a ser imposible porque estaba a media hora en carro de ella, pero la esperanza es lo último que muere.
Después de los 30 minutos en taxi más lentos de este año - no puedo decir de mi vida porque no creo que lo sean - llegué a la Embajada. Como esperaba la puerta estaba cerrada. Tuve que rogarle al vigilante para que hablara con alguien dentro y por favor me dejaran entregar este bendito papel.
A los diez minutos me dejaron entrar junto a otro chico que sólo necesitaba recoger algo. Él recogió lo que debía y yo entregué lo que me faltaba. ¡Al fin!
Ahora a esperar que sea lunes...
Todo comenzó extrañamente bien; llego a las 8h00 a aquel lugar olvidado, lejano y digámoslo bastante feillo. Hago la cola necesaria, entrego lo requerido y me dicen "desde las 9h00 puede recoger su movimiento". En aquellos momentos yo estaba feliz, si me entregaban esto a las 9 llegaba con tiempo de sobra a la Embajada Belga y me olvidaba de todo esto hasta la próxima semana.
Dieron las 9h00 en mi reloj y nada aún; ahora el encargado de entregar los documentos me dice que debo esperar una hora y media más, que el sistema se demora y no depende de ellos. En cuanto a esta última frase debo decir que es la mentira más grande y ridícula que he escuchado en los últimos meses. Primero, cuando entregas lo que te piden, el movimiento migratorio sale en la pantalla, ellos te preguntan si está conforme y luego sólo debes esperar a que lo impriman y lo firmen, ese reporte ya ha sido verificado por los poderes que debían hacerlo, quiero decir que ya está listo para ser entregado. ¡Pero no! Con esta gente inepta, la computadora puede más que ellos. Segundo, los notarios o como se llamen esos panzones - que es decir poco de esas descomunales barrigas - escriben con un dedo ¡un dedo! con razón se demoran en imprimir, sellar y firmar; ni un niño que recién está aprendiendo a usar el teclado. Y tercero, esta gente piensa que no los vemos cuando se ponen a hablar de sandeces con sus amigos y nos hacen perder el tiempo. ¡Ridículo!
Felizmente entre mis quejas y mi cara de malhumor apareció una monjita que también estaba indignada con esta situación. Me contó que hace diez años que vivía en Alemania y que el choque al regresar al Perú es fuerte - la entiendo completamente. (*Paréntesis*: Para los que no lo saben, en general las monjas no me inspiran mucha confianza, creo que tengo un trauma con las que conocí en la escuela primaria y además como no creo en la Religión como Institución me resulta raro conectar con una servidora del Señor.)
La monja y yo nos plantamos al lado de la cola, exigiendo que nos atendieran, que estábamos apurados realmente. Al final todo resultó y nos dieron los movimientos. Papel en mano salí corriendo cual poseso huye a la cruz. Sólo me quedaba 10 minutos para llegar a la Embajada - lo cual iba a ser imposible porque estaba a media hora en carro de ella, pero la esperanza es lo último que muere.
Después de los 30 minutos en taxi más lentos de este año - no puedo decir de mi vida porque no creo que lo sean - llegué a la Embajada. Como esperaba la puerta estaba cerrada. Tuve que rogarle al vigilante para que hablara con alguien dentro y por favor me dejaran entregar este bendito papel.
A los diez minutos me dejaron entrar junto a otro chico que sólo necesitaba recoger algo. Él recogió lo que debía y yo entregué lo que me faltaba. ¡Al fin!
Ahora a esperar que sea lunes...
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